miércoles, 29 de febrero de 2012


LA VÍSPERA

Parece que es la hora, y no es la hora.
Parece que está todo... y algo falta.
Parece que la alcanzo y es más alta.
Parece que se acerca, y se evapora.

Parece que amanece, y es la aurora.
Parece que es su voz, me sobresalta,
y siento que algo huye, algo salta
como una luz esquiva y brincadora.

Pero sigo esperando, que a mi modo,
en ese hueco de esperarla, todo
me sabe a la alegría del reencuentro.

Si en mi pulso ya late su latido,
¿qué será cuando, al ver que ya ha venido,
la semana de Dios me suene dentro?
  

Parece que ya estamos y no estamos.
Parece que es el día y no es el día.
Parece que traía y nos traía
un domingo de palmas y de ramos

y todavía el día no alcanzamos,
aunque nos parecía que venía,
aunque al mirar al lejos parecía...
Y por esa esperanza la esperamos.

Parece que la tengo, y no la tengo,
parece que en la mano la sostengo
pero en la mano yo no la distingo.

Parecía que nunca volvería.
Parecía que ya no se acordaba.
Parecía que el tiempo la alejaba
y que en el tiempo mismo se perdía.

Parecía que no nos conocía.
Parecía que ya nos olvidaba.
Parecía que poco le importaba
volver al mismo nido... Parecía.

Pero mirad al sol haciendo guiños
en los ojos sagrados de los niños,
donde se purifica la mañana...

Esperad, mis impacientes paisanos:
para tocar el cielo con las manos
nos falta solamente unas semanas.
 
Antonio García Barbeito

viernes, 24 de febrero de 2012


El período de la Cuaresma es –como preparación a la Pascua– una llamada sistemática a la alegría que fructifica por el esfuerzo del descubrimiento de sí mismo con paciencia: «Con vuestra paciencia compraréis (la salvación) de vuestras almas» (Lc. 21,19).

Que nadie tenga miedo de emprender este esfuerzo.

Juan Pablo II

lunes, 13 de febrero de 2012

Preparémonos para ir arrancando motores