domingo, 31 de marzo de 2013


Ofrezcan los cristianos

ofrendas de alabanza

a gloria de la Víctima

propicia de la Pascua.


Cordero sin pecado

que a las ovejas salva,

a Dios y a los culpables

unió con nueva alianza.


Lucharon vida y muerte

en singular batalla

y, muerto el que es la Vida,

triunfante se levanta.


¿Qué has visto de camino,

María, en la mañana?

A mi Señor glorioso,

la tumba abandonada,


los ángeles testigos,

sudarios y mortaja.

¡Resucitó de veras

mi amor y mi esperanza!


Venid a Galilea,

allí el Señor aguarda;

allí veréis los suyos

la gloria de la Pascua.


Primicia de los muertos,

sabemos por tu gracia

que estás resucitado;

la muerte en ti no manda.


Rey vencedor, apiádate

de la miseria humana

y da a tus fieles parte

en tu victoria santa.
Foto

jueves, 14 de marzo de 2013

BIENVENIDO FRANCISCO I

«En Buenos Aires, a pesar de ser arzobispo, no usaba el coche oficial. Él no es de lujos, se movía caminando, en autobús o metro, le gustaba ir como el resto de la gente y eso seguro que no va a cambiar», «Va a ser un hombre muy organizador». De él destacan su cercanía con los pobres. «Ha trabajado mucho en los barrios marginales de Argentina. Se ha puesto ese nombre, Francisco, porque San Francisco de Asís fue un gran pobre». No solo luchó contra la pobreza. En Buenos Aires, fundó universidades, renovó el episcopado y trabajó mucho por la formación del clero. El padre Cesáreo, con 86 años, cántabro y retirado, no duda de la excelente labor que Francisco realizará durante su papado porque lo conoce y bien. No quiere hablar de lo que han hecho juntos, porque, entre otras cosas, los jesuitas son humildes. Aunque en la puerta de la iglesia grupos de fieles esperaron, tras la misa, para darle la enhorabuena personalmente,para los ciudadanos que quieren celebrar la elección es un lujo poder hablar con alguien que conoció y trabajó con el nuevo Papa.
La iglesia de Santo Domingo, cuna jesuita de la ciudad, fue un hervidero de felicitaciones, visitas y llamadas desde el mismo momento en el que se anunció la identidad del Papa. El padre Cesáreo apenas puede decir dos palabras sin que alguien se acerque, le felicite y le dé la enhorabuena, pero él repite: «Estamos medio contentos». La de anoche fue la primera misa en la que pidió por el Papa Francisco. No solo oró por él, lo hizo también por su amigo, su compañero, ese obispo trabajador, «sencillo y humilde», que rechaza lujos, huye de riquezas y busca su camino en la cercanía de los pobres. «Él es muy cercano al pueblo y seguro que seguirá siéndolo». Y entre saludos, besos, abrazos y felicitaciones, se marcha, acabando el día en el que un 'colega' de fatigas argentinas se ha convertido en el máximo dirigente de la Iglesia católica.